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Se suele aludir con esta expresión a aquellos temas, problemas o interrogantes doctrinales que, siendo importantes por la entidad teológica o eclesial, suscitan actitudes diversas o encontradas en autoridades o en pensadores serios y sistemáticos, sin que sea fácil llegar a una conclusión definitiva.
Con frecuencia las cuestiones fronterizas en "teología" provocan desconcierto o polémicas, por lo difícil que es llegar a afirmaciones definitivas. Es conveniente aprender a diferenciar lo que es "opinión audaz y temeraria" (con riesgo de error dogmático) y lo que es "postura original ponderada", aunque resulte disconforme con la tradición o con la generalidad eclesial en cuestiones discutibles.
El catequista hará bien en diferenciar lo que es la cuestión fronteriza en teología, donde se debe reflexionar, investigar y obligatoriamente discutir para clarificar o para discrepar, y lo que son estas cuestiones en catequesis. Si en el primer campo están en su sitio, en el segundo difícilmente se pueden aceptar como convenientes, pues en la catequesis lo esencial es la transmisión del mensaje y no la discusión sobre el mismo. Por no entenderlo así, determinados catequistas hacen sociología religiosa en su labor más que evangelización y se arriesgan a enseñar "su doctrina" y no el mensaje evangélico.
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